jueves, 15 de noviembre de 2012

O2 ~ Dulce Noche ~

Era ya de noche, después de eso, de todo eso, sentí cómo mi cuerpo se daba lugar en la cama, justo al frente y al lado de la de mi master...

Y se preguntarán, ¿porque aquello me tenía que afectar?, ¿porque tenía que pensar en eso que pasó en vez de en otra cosa?, sí, lo admito me gustaba, me gustaba mucho...

Empecé a pensar, describiéndolo en cada una de sus facetas mientras me quedaba dormida viendo su rostro... Era blanco, no tanto cómo la nieve, pero lo suficiente cómo para decir que era un catire... Y sí, de cabello también lo era, rubio cómo oro y ojos azules verde-grisaceo, no sé describirlos muy bien pues en pocas ocasiones se me ha dado la posibilidad de verlos fijamente cómo para hacerlo...

Sólo sabía unas cuentas cosas de él, que es hijo único, y no es más egocéntrico porque simplemente no se le mete el Alemán completo a la cabeza, y le doy gracias a Dios de que sea mitad Italiano, pues a veces se apiada y se vuelve tierno, si no, no me perdonaría las peleas que tenemos por mi culpa...

Me quedé dormida, sí, describiendolo, describiendo a mi master, describiendo al chico que me gusta...

En mis sueños, corremos por debajo de la lluvia, no es fría, no es caliente, no es tibia... Tocaba su cabello mojado, y no, no se sentía mojado, ni seco, ni húmedo... Lo único que se escuchaba eran las risas, y lo único que se podía sentir eran los besos, no secos, no pasionales, no románticos, no húmedos, y las risas no eran bonitas, no eran feas, sólo eran risas... Risas y besos.

Era una de esas noches en las que el frío era insoportable, hasta con el calentador y la chimenea en pleno cuarto, el frío me despertó al terminar ese sueño tan inesperado, era lo que me gustaba soñar, la clase de cosas que me gustaba que algún día pasasen... Pero no, no, porque simplemente no...

En fin, terminé de despertar, y me dí cuenta de que mi Master no estaba en su cama, no, no estaba, se había ido del cuarto, no lo encontré, no, en el baño no estaba, en la cocina no estaba...

Volteé y estaba dormido en el sofá, en pleno sueño profundo, esa clase de sueño en que si lo despertaban o al menos te acercabas te volaba de una cachetada y te pegaba al techo. Sí, era esa clase de sueño, ¿porqué lo supe?, fácil, tan fácil cómo saber que el pudo matar la mosca que estaba parada en su nariz.

¡NADIE HACE ESO!, ¡NADIE!, ¿PORQUE ÉL SÍ?, porque estaba dormido, estaba dormido y estaba soñando, no sabía bien que hacía, y si algo molestaba, lo golpeaba, fácil...

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