- ¡Hola!, dije sonriente, ¿pasa algo?...
- No... Me dijo él, sonriendo falsamente.
- Noté que algo andaba mal, por lo que me apresuré a abrazarlo y preguntarle otra vez, ¿pasa algo?.
- No, respondió de nuevo, estaba tenso y se veía que si volvía a preguntar, se enfadaría.
- Está bien, dije, debes estar ocupado, eso es todo, te dejaré tranquilo...
[Pues, a pesar de que sabía que estaba mal, no se le puede negar un no a un chico cómo él, es así, terco y reservado.]
- Suspiró, sabía que sentía frío, así que le dí un beso y me senté en una banca cerca de allí. Comenzó a nevar, claro, era invierno, y ya se me hacía algo frío.
- Haré deberes, mejor entra, dijo algo nervioso.
- Ya que soy su maid, acepté, entré y preparé chocolate caliente para los dos.
- Muy bien, has mejorado, dijo acomodando su chaqueta mientras prendía el calentador.
- Hace frío, dije.
- Me abrazo, y susurró: No te preocupes, ya se calentará la casa en un momento.
- Le dí otro beso sintiendo su fría nariz cerca de la mía. Sacó la lengua, cómo siempre él lo hacía, era todo un graciosillo.
- Agarra, dijo...
- Quedé perpleja, ¿agarrar qué?, dije nerviosa, tal vez hasta sonrojandome, no lo sé.
- Rió al verme roja y dijo: Mi lengua. Con tono divertido.
- Accedí, después de todo, es mi master...
- No... Me dijo él, sonriendo falsamente.
- Noté que algo andaba mal, por lo que me apresuré a abrazarlo y preguntarle otra vez, ¿pasa algo?.
- No, respondió de nuevo, estaba tenso y se veía que si volvía a preguntar, se enfadaría.
- Está bien, dije, debes estar ocupado, eso es todo, te dejaré tranquilo...
[Pues, a pesar de que sabía que estaba mal, no se le puede negar un no a un chico cómo él, es así, terco y reservado.]
- Suspiró, sabía que sentía frío, así que le dí un beso y me senté en una banca cerca de allí. Comenzó a nevar, claro, era invierno, y ya se me hacía algo frío.
- Haré deberes, mejor entra, dijo algo nervioso.
- Ya que soy su maid, acepté, entré y preparé chocolate caliente para los dos.
- Muy bien, has mejorado, dijo acomodando su chaqueta mientras prendía el calentador.
- Hace frío, dije.
- Me abrazo, y susurró: No te preocupes, ya se calentará la casa en un momento.
- Le dí otro beso sintiendo su fría nariz cerca de la mía. Sacó la lengua, cómo siempre él lo hacía, era todo un graciosillo.
- Agarra, dijo...
- Quedé perpleja, ¿agarrar qué?, dije nerviosa, tal vez hasta sonrojandome, no lo sé.
- Rió al verme roja y dijo: Mi lengua. Con tono divertido.
- Accedí, después de todo, es mi master...
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